"Menos mal que existen los que no tienen nada que perder, ni siquiera la historia."

Que dicen que pueden...

Brazoleño ha acabado siendo un ente incómodo y desconfiado a base de confiar y entregar el alma en sus empeños para recogerla hecha trizas cada vez. Pero no escarmienta. Lo que sucede es que sus empeños no son convencionales y su naturaleza es seguir empeñándose...

Venga todo este preámbulo a cuento de los acontecimientos electorales en  Bololandia  y en los restantes territorios que conforman mi país (o el que dicen las normas que debe serlo).
Durante muchos meses hemos asistido a duelos dialécticos de escaso o nulo nivel, orientados a discernir quienes somos los mejores políticamente hablando. Hemos debido asistir por enésima vez al esperpento de las herencias recibidas, de las cornamentas y rabos izquierdiles-ahora sabemos que patrocinadas por el chavismo-y a la rejejejeneración (perdón) de la amiguita Rosa. Lo más de lo más. Cuando Brazoleño parecía resignado a la monotonía de este circo de tres pistas llegaron  los nuevos, los que todo iban a cambiar, los descontentos. ¿Cómo no prestar ojos y oídos a sus mensajes? Brazoleño está también indignado, le sobran cargas y cargos, le duelen prendas. Pero ya en este blog hablamos de ello hace muchos meses, costaba verlo claro.
Así que cuando estas votaciones estuvieron cerca, cuando tocaba volver sobre las viejas reflexiones y acaso hacerse otras nuevas, Brazoleño puso todo su interés en descifrar claves y en intentar ver más allá. No nos ha gustado dejar pasar el río ante nuestros ojos, siempre hemos querido ser parte de la marea, aún a riesgo del absoluto naufragio. Además de los consabidos mensajes de gobierno y oposición mayoritaria, volvimos a escuchar los demás viejos mensajes de las llamadas izquierdas, tan empeñadas en marcar las sutiles (¿?) diferencias entre sus propuestas,  como en señalar los defectos de los grandes, tan desesperados que se han vuelto a mostrar incapaces de ver lo que pueda unirlos para empujar en una supuesta buena dirección. ¡Son ya tantas veces! Debatir si deben llamarse izquierdas, si las cremalleras son más igualitarias que los botones o si es más urgente el verde que el carmesí... Al rescoldo de estos sesudos pensamientos, aparecen listas nuevas de viejos y nuevos listos, se trenzan y destrenzan alianzas y Brazoleño continua sin ver nada de tanto ver y haber visto.
Pues estando en toda esta confusión, que parece ser el estado natural de Bololandia y adyacentes, mal que a Brazoleño y a mí siga pesándonos, se celebra el plebiscito y, para sorpresa de opinólogos, el ente "Podemos" consigue cinco escaños. Ahí se desata una nueva marejada, que si el líder es televisivo, que si lo que es es profesor de universidad, que si se viste en carrefur, que si ese pelo no se consigue con marcas blancas de champú... Pero ¿Es que es esta la diferencia? Televisivos son los documentales de la dos, universitario es Brazoleño sin ir más lejos. No son los adjetivos ni la longitud de la melena lo que va a sacarnos de ésta, si es que se puede salir. Por cuanto al patrocinio de Maduro para el alisador del señor Iglesias, pues qué quieren, no sé si me disgusta más eso que el que Florentino y su vecino patrocinen a otros pelazos de infausta memoria que si han parecido convencer una vez más a nuestros coetáneos. Me quedo como estaba.

Ellos dicen que pueden y Brazoleño cruza los dedos y aprieta los parpados ,deseando con todas las fuerzas que le quedan, que se le despierte alguna yema, como al viejo olmo de Don Antonio, a ver si de una vez nos cunda un poco. Si pueden, que puedan, creo que va tocando.