"Menos mal que existen los que no tienen nada que perder, ni siquiera la historia."

SABERES E IGNORANCIAS

Desde que comenzó todo este asunto de la pandemia  CoVid19, asisto -a ratos con perplejidad, otros francamente divertida y muy a menudo con auténtica indignación- al recital de insensateces, pretendidamente informadas, de muchos que en radio, televisión y periódicos se permiten opinar sobre el asunto.
De pronto todos han devenido en expertos epidemiólogos, microbiólogos, neumólogos y cuantos logos queramos adjudicarles. Nunca serán suficientes los títulos para cubrir el amplio espectro de los saberes que se autoatribuyen con desparpajo mediante el uso y abuso de su opinión, sin más. Juegan a la confusión y enuncian cuanto les pasa por la cabeza sin diferenciar entre aquello que han aprendido y aquello que sencillamente se les ocurre a sus mentes preclaras. Día tras día, van sirviendo este sopicaldo tóxico en las mentes de los ciudadanos desprevenidos, propagando males que acaso en lo físico parezcan  más llevaderos que el SARS-CoV2 pero que en lo mental son muy difíciles de combatir si no prevenimos y lo tomamos muy en serio.

Puede que algunos de los que me conocen les sorprendera que diga esto, pero creo que uno de los mayores errores ha sido contarnos muchas cosas para las que la mayoría no estamos preparados, ignorar que los medios, que hubieran estado llamados a transmitirlo y acaso cooperar, estaban tan sesgados contra una parte de este gobierno que no iban a ocuparse sino en buscar el error o incluso en crearlo.

A base de contravenir todo principio ético y científico,  han conseguido instaurar la duda y la desconfianza incluso en cosas que nunca habían sido de otro modo y que no pueden serlo en el futuro.
Así, por ejemplo, es muy comprensible que sintamos inquietud ante algo que desconocemos, lo que es menos comprensible es que se pida certeza absoluta a quien está investigando ese algo que también él desconocía hasta ahora. El método científico consiste, entre otras cosas en dudar y plantearse preguntas, en elaborar hipótesis y trabajar para intentar confirmarlas. Sé que está costando vidas, algunas trágicamente cercanas, todas valiosas y necesarias y sé todo lo que eso espanta, pero si lo que ustedes desean son certezas absolutas, están pidiendo un gurú o un profeta, no un científico. Yo, desde luego, no quiero semejante cosa para conducir el asunto que nos ocupa.

Se exige transparencia, pero cuando por mor de dicha transparencia se admite duda o se muestra el error, se escarnece al actor sin ofrecer alternativa (acaso porque no la puede haber o simplemente porque también se desconoce) Si los técnicos estuvieran en posesión de todas las certezas, no estaríamos como estamos. ¿De verdad no piensan que todos nuestros gestores estarían locos por colgarse el medallón de la solución mágica? ¿De verdad no imaginan cuánto valdría en nuestro mercantilizado sistema esa panacea? ¡Pero si se pagan a precio de oro hasta los placebos!

No pretendo que el tío Paco, que apenas fue a la escuela y necesita que el nieto le lea las cartas, que bastante tiene con haber aprendido lo de Covid, tenga una iluminación repentina que le permita saber lo que no sabemos los demás, me conformo con que cuando se le da una noticia sea tal y que cuando nada nuevo se sabe, se limiten a callar y esperar entreteniéndonos con algo más liviano. Me conformo con que el sujeto que nunca despuntó ni como cantante, ni como actor  ni como torero o como representante de famosos, tenga la humildad de callarse la boca y que los pretendidos periodistas no se pongan a pontificar sobre microbiología o estadística cuando eligieron "irse por letras", más por ser incapaces de aprobar las ciencias que por vocación (Son precisamente los vocacionales-que también los hay- los que no suelen meterse en estos charcos)

Es inquietante la alegría con la que hablan de test (que no falte el anglicismo) y de su rapidez, cómo confunden fiabilidad con avería o rapidez con eficacia de cura para arrimar el ascua a sus respectivas sardinas al punto de dejarnos completamente ojipláticos a quienes sí tuvimos que emplear años y trabajo en ese aprendizaje

Yo no soy microbióloga, la microbiología era solo una asignatura de las muchas, tampoco soy médico, así que explicaré tan solo lo que sí sé, lo que sí tuve que estudiar. Para empezar, una prueba o test, como les gusta a todos llamarlo, es un sistema para comprobar un hecho a partir del que trabajar. Una prueba no cura, ni siquiera trata el mal, tan solo le proporciona datos al especialista. Y hay diferentes tipos.
Las pruebas llamadas PCR (por las iniciales en inglés del proceso que siguen-Polymerase Chain Reaction) necesitan material ACTIVO, es decir fluidos o tejido vivo y con posibilidad de acarrear virus aún viable (capaz de seguir infectando) por ello las muestras debe tomarlas personal cualificado, con protección para el riesgo biológico y con medios para su custodia y transporte, pero además, por esa misma razón, no va a servir cualquier laboratorio, debe disponerse de condiciones que eviten tanto la dispersión de ese material de riesgo como la contaminación de la propia muestra, que pueda desvirtuar los resultados.
Lógicamente, estas pruebas son costosas y lentas (la reacción lleva su tiempo, no es inmediata)Si un PCR resulta positivo es porque el virus está dentro del paciente, pero nunca hay 100% de fiabilidad, se puede producir algún error. Nada humano es infalible. Como además no es posible ponernos a cada uno un laboratorio de tales características a pie de cama, se idean métodos aproximativos un poco menos sofisticados para ir dando pasos, son los llamados test de anticuerpos (que van a medir de modo aproximado si nuestro organismo está o ha estado reaccionando para defenderse del virus) Estas pruebas son bastante más rápidas, pero mucho menos fiables y requieren matices que quedan a la interpretación del analista (O sea, eso de las certezas que se piden ustedes ya tal) Según esté el sistema inmune del analizado, según la cantidad de patógeno al que se ha expuesto, según el tiempo transcurrido desde la exposición e incluso a veces, según el reactivo y el modo de tomar la muestra... De ahí viene lo de los test con fiabilidad X o con fiabilidad Y. Si alguien tiene muchos anticuerpos, vamos a saber con certeza que ha estado en contacto con el virus, que no es lo mismo que decir que va a desarrollar la enfermedad, pero nos permite una cierta prevención.Y luego están los llamados serológicos que van un paso más allá y nos cuentan si, una vez en contacto con el virus, el sujeto ha desarrollado inmunidad, lo cual está muy bonito en la teoría, por comparación con todo lo que se sabe de virología, pero como este virus es NUE-VO, pues ¡Oh sorpresa! hay que dudar otra vez. Resulta que no sabemos para cuanto dura dicha inmunización ¿Sirve para toda la vida? ¿Para meses? Por ahora estamos como Sócrates, sabiendo que ignoramos

Así las cosas, como ya vamos teniendo detalle de otros síntomas comunes a muchos de los enfermos y para intentar atajar -porque el dichoso mercado, amigo, no se para en nimiedades y se la trae muy, pero que muy al pairo, jugar con vidas  humanas o animales y anda a navajazos por sacar tajada de cada reactivo, de cada prueba y de cada medida de protección- se toman decisiones en paralelo como dar de baja a quienes parecen enfermos, dar por contagiados a quienes presentan neumonías bilaterales, etc.

Con el mismo entusiasmo, los centenares de epidemiólogos y neumólogos sobrevenidos de estos últimos meses se sorprenden de los cambios de criterio de autoridades y científicos. Pasaré por alto cuantos de ellos mismos han dado volantazos que dejarían temblando a Carlos Sainz y volveré a explicarlo: Con lo que sé hoy elijo este camino, si aprendo algo nuevo, procuro mejorar la elección. Tan sencillo y tan difícil como eso. Así se sugieren ahora mascarillas o se duda de los periodos de contagio. Estamos todos, insisto, ante algo nuevo y estamos asistiendo en vivo y en directo a lo que ya ocurrió con otros virus y otras enfermedades. La diferencia, la espantosa diferencia,  es que hoy nos van contando cada mínimo paso y convirtiéndolo en espectáculo barato unos personajes que ni en sus mejores sueños hubieran soñado alcanzar tanta audiencia. Juegan a conductores del show sin importarles no estar capacitados ni  para leer la narración que otros les escribieran.

Que aparte de todo esto hay decisiones políticas, aprovechamientos de curso del Pisuerga y afluentes, no hay duda, eso es además, pero no es el momento de pensar en ello. Yo también habría hecho muchas cosas de otro modo, pero me lo reservo en este momento y tan solo sugiero un ejercicio de reflexión: ¿Cuántas veces en condición de "cabezas de familia" o equivalente se han equivocado con una oferta en el súper, presionando a su pareja en exceso o embarcándose en una obra que no valía tanto la pena?¿Cuantas veces hicieron mal un presupuesto de vacaciones o tuvieron que cambiar un pijama que parecía ideal para el pequeño?¿Cuántos días han sentido que no dan abasto? Las cosas casi siempre se resuelven cambiándolo o pidiendo perdón, pero no les evita la disputa y el mal rollo. Piensen ahora en que todas esas decisiones tengan que afectar a miles de familias al tiempo y que las vidas no se cambian guardando el ticket ¿Les sería fácil descansar por la noche? Imaginen que, como piden algunos, hubieran soltado los mandos, hubieran salido corriendo y hubieran dejado a todo este surtido de lumbreras que lo gestionasen ellos.

A todos los que lloran una pérdida, a cuantos padecen hoy la enfermedad, a cuantos la sufrirán , les ruego me disculpen el sarcasmo final y les abrazo con toda mi solidaridad. Es probable que incluso yo misma llegue a pasar por ello.
Nos queda mucha singladura, procuremos no vendarle los ojos al timonel y a quienes estan teniendo que hacerle los mapas sobre la marcha. Cuando lleguemos a puerto no vamos a ser más nada, seremos menos y será momento de rendir cuentas, pero al menos yo, voy a pedirselas también a muchos que están incluso tratando de esconder la brújula y a todos los que anduvieron agujereando el casco antes de empezar el viaje.