"Menos mal que existen los que no tienen nada que perder, ni siquiera la historia."

¡Qué guapura de pacto!

Llevaba Brazoleño muchas semanas desorientada, sin decidirse a reflexionar en voz alta-o en letra visible- por estos mundos. Muchos son los temas y muchas las reflexiones, demasiadas para encontrarles hueco, cuando además toca continuar viviendo y ganándose el condumio en esta Transición pactocrática que los hados nos enviaron el 20D. Pero esta mañana, sea por hartazgo o por hazar,  nos ponemos a ello.

Está Brazoleño absolutamente fascinada por esta Regeneración democrática 2.0 tan guapa, guapísima, que nos han mercado los lideresos de PSOE y Ciudadanos (Antes ciudatans, no se olviden del pobre Floriano en horas como éstas).  Resulta que, si hacemos caso a sus propias comparecencias públicas, el cuarto partido en votos de las últimas elecciones generales, gobernaría por persona interpuesta, concretamente del segundo en votos de las mismas elecciones- No lo digo yo, lo dicen ellos contando cómo han colado el 80% de su programa en el sesudo pacto del día 24 - Esto no es un 23-F, tan árido, tan violento, tan demodé, es un 24-F superfashion, oyetú, pero tan irrespetuoso y tan de trileros como aquel y quizá orientado a fines muy semejantes.

Los Reservoir dogs del IBEX 35 vienen a dar su golpe de mano. Esta vez la sangre, roja y real, puede no salpicar las pantallas. Eso tan pringoso ya no vende y además estamos en que ni rojos ni azules, no se me vayan a olvidar. Su Señor Naranja, con su flequillo repeinado de niño de escuela bien, no ha salido inesperadamente como una seta en el prado asilvestrado de nuestra política, no. Por el contrario, resulta de la cuidadosa siembra de un equipo de amiguetes tan identificables como Zaplana, Bono, Rato y otros varios demócratas de cachet realizaran hace ya muchos años, cuando siendo un pipiolín recién salido de sus victoriosos debates escolares, tuvieron a bien auparlo a sus palestras de guisanderos del buen hacer político. Busquen, busquen en las hemerotecas, que todo esto está documentado y bien documentado. Luego el pipiolín se presentó a unas elecciones, remozó el nombre de su agrupación y aquí estamos.
El Señor Sonrosado -por dentro y por fuera- les come también muy bien a sus barones, hace como que se rebela, pero oiga, que siempre le cae el dado del mismo lado, que no es el de los militantes díscolos, que no es el del rojerío asilvestrado y vociferante del obrerismo cutre, eso tan out. En unas primarias de partido dignas de muchas sesudas entradas de blog, para las que Brazoleño no alcanzaría, se quitó de encima a Fernández Tapias y hasta a Eduardo Madina, estilizó el guapismo felipista subiéndolo unos muchos centímetros de estatura y reduciendo morritos-que no morro- para adecuarlo a las pasarelas de los dosmiles que corren, mucho más sofisticadas. ¿Contenidos? Los que la militancia quiera, que ya les convenceré yo de que no era eso exactamente lo que querían...

Pues resulta ahora que ni los rojos de siempre, ni los perroflautas, ni los fachas de toda la vida, ni los independentistas ni todas las gentes de mal vivir que en el tablero patrio son, quieren  jugar así y ellos, muy dignos, dicen que esa es la prueba de su sentido de estado, más allá de sillones, de prebendas, de nombres. Abracemos el pacto y no sé qué florilegios más. No cuela, chicos. Al menos Brazoleño tampoco se lo traga.

En un país democrático - que acaso no existe- el partido más votado habría asumido su coscorrón y se habría avenido a negociar detalles con sus más afines, tal vez el Señor Naranja- mal que disimule- y esos nacionalismos de derechas de toda la vida, que los hay, los lleva habiendo, como digo, toda la vida. Ese mismo partido más votado, habría asumido que, dado el coscorrón, algunas de sus cosas, exigieran matices y replanteamientos. Brazoleño, que ni votó al más votado ni disimula su antipatía por él, hubiera entendido, como demócrata, que sus conciudadanos han elegido distinto y habría ejercido su derecho crítico opinando, pero aceptando resultados, lo que viene siendo el auténtico ejercicio de ciudadanía en un país con este sistema de gobierno.

En un país democrático-que quizá ni existe- si el partido más votado, por lo que fuese, declinara el encargo del Jefe del Estado, no habría amenazado al mismo tiempo a quien llegara detrás con hacer uso de su mayoría en el Senado para bloquear toda posible acción de gobierno. Nadie habría jugado por encima de todo interés a echar del tablero al tercer partido, a costa de programas, ideologías, votantes y hasta afiliados. Si ese tercer partido, mal que pudiera pesar, fuera legal y admitido a la partida y fuera votado por una millonada de personas que sí creyeran en sus propuestas,  merecería  el mismo trato que los demás. Pero resulta que no, que el país de Brazoleño no es ese país,  que quienes les decían a los indignados de las plazas eso de "En la calle, no. Si queréis algo, llegad al parlamento de todos" Han visto que igual deberían tragarse sus palabras y, claro, eso no van a consentirlo . ¿Ya están aquí? ¡No hombre, no, aún nos quedan trampas!

Así que los viejos tahures, los de siempre, sacan cartas de la manga, del calcetín y del refajo y procuran a toda costa que los novatos no toquen pelo, así tengamos que depilarnos todos con láser. Y el guapito y aplicado Albert, con su sonrisa de haber entendido los deberes, se aplica a hacerlos con la misma donosura con que el no menos guapito Pdr, se olvida hasta las vocales para cumplir igualmente con el que es y será su auténtico mandato, que los nuevos no puedan ni oler lo que no les fue dado ni por mandato divino, ni por mandato urnario. Y uno y otro, guapos, guapísimos, guapérrimos, se aprestan a simularnos un pacto guapísimo también, una partida en que se dice todo y nada, pero en la que los dados- de nuevo marcados- nunca caen del lado de los dependientes, de los ancianos, de los sin nombre. Porque definitivamente, el pacto es guapo y  estas naderías manchan, destiñen, huelen y duelen solo a los que no son ni serán nunca guapos de pasarela ¿O qué os habíais creído?