"Menos mal que existen los que no tienen nada que perder, ni siquiera la historia."

Octubre encadenado

Está Brazoleño habituada a recibir invitaciones y propuestas de toda índole. Las más-muy bien intencionadas-animan a firmar contra esto o lo otro o a seguir cadenas den las redes sociales.
No estando en posesión de la verdad, sino de las dudas, de muchas y bien aposentadas dudas a las que el paso de los años, de la práctica directa y de las circunstancias mutables, ha hecho crecer y moldearse,  las certezas van menguando pero haciéndose sólidas y una de ellas-la mayor-es aquella del “Solo sé que no sé nada” a la que sumo un pequeño estrambote “incluso esto, puedo estar entendiéndolo mal”. 
Y en este no saber nada, o saber muy poco, naufraga una incómoda sensación de rebaño,  de todos por allá porque alguien ocurrente inició el camino. Cada vez más ignorante, pero con menos disposición ovina, Brazoleño se declara insumisa de todo, incluso de si misma muy a menudo.

Valga esta disquisición para contar que he recibido la enésima invitación a la cadena que se dice de concienciación contra el cáncer de mama -¿Es que alguien podría estar a favor?- y que como parte crucial del asunto, ahí se disparan todas las dudas, propone que NO SE EXPLIQUE a quien pregunta el porqué de nuestro mensaje público: un corazón y una frase enigmática. Brazoleño entendió siempre que para concienciar e informar de algo, había que contarlo, así pues, le cuesta entender cómo un mensaje más o menos críptico puede ayudar a concienciar o informar sobre asunto alguno. Después vienen en cascada las restantes dudas, esas que además de sumar incomodidad y desapego por la campaña, hacen que tome por enésima vez conciencia de sus complicaciones mentales, de su desajuste personal.

Le cuesta a Brazoleño, mujer en fin y que ha vivido tan de cerca el mal, entender en qué ayuda ni a la toma de conciencia ni a la solidaridad real el subir lazos, corazones o cualesquiera otras feminidades de cuantas le proponen sus amistades. Cuando en casa se peleaba a brazo partido contra la enfermedad, lo de menos eran las postales. Lo que hace falta es la certeza de que el camino va a terminar y de que va a terminarse bien, Lo que se necesitan son medios para afrontar cada miedo, cada náusea, cada punzada, cada tropiezo, cada analítica poco halagüeña, cada vuelta a empezar y hacen falta también a quien convive, a quien a veces empieza a perder pie y hasta a sentirse malo por no aguantar el ritmo. En resumen, quizá menos minutos de subir consignas al facebook o al twitter y más tomarse unas galletas o un agua con los afectados, cogerles la mano o abrazar (no muy fuerte, que a veces también duelen los abrazos) y a menudo, sin más, respetarle el silencio, la cápsula, el no querer compartir...No pasa nada si no eres ni valiente, ni optimista, ni positivo por un buen rato, por unos días, no pasa nada, el derecho a cansarse y no ser heroicos tiene que estar también reconocido.

A veces lo que estas cadenas revelan, junto al buen deseo de quien las sigue, o a la necesidad de amparo,  es la inconsistencia. Brazoleño teme parecer cruel con esas buenas almas que le adhieren como sello a una carta, pero no es eso, es más bien el deseo de animar a un poquito más de sentido crítico. ¿Por qué nos atosigan y atosigamos con el asunto del cáncer de mama?¿Por qué en esta forma?¿Por qué encarar esa enfermedad es un valor añadido?  ¿Por qué no hay campañas, por ejemplo, de hombres desnudos carentes de uno o de ambos testículos como resultas de sus tumores? ¿Por qué es valiente una mujer con turbante o con peluca y no lo es un hombre sin cejas ni pelo en pecho o el que afronta esa mutilación de su masculinidad exterior?

En una sociedad que se quiere liberada de prejuicios machistas, somos las propias mujeres las que nos hurtamos valores colocándolos donde no deberían estar. ¿No habíamos quedado en que no deberían estimarnos por las tetas o el culo? ¿Por qué razón entonces poner tánto enfasis en una localización específica de esta plaga? ¿Es menos encomiable padecer cáncer de colon o de pulmón? ¿Tiene menos mérito afrontar un osteoclastoma o una leucemia? A los hombres de cierta edad se les presuponen ya los problemas de próstata. Hasta se permiten chistes y alusiones respecto a sus funciones eróticas. Pocos se escandalizan. A lo sumo, los afectados que esbozan una sonrisilla entre triste e irónica y-por supuesto- evitan manifestarse por alusiones. ¿Dónde estamos realmente nosotras?

Es octubre, dicen que el mes que la Organización Mundial de la Salud dedica a esta enfermedad. Bienvenida sea la toma de conciencia, la información y sobre todo, los medios, que hacen mucha falta y que poco se exigimos a quienes pueden administrarlos. Brazoleño hoy tampoco se ha puesto el lazo rosa (¿Tenía que ser precisamente rosa?). Desde lo más hondo de su corazón desea buena suerte a todas y todos los que están encarando una batalla desigual. Hace falta mucho coraje, cierto,  y sobran abuso, utilización, estereotipos, selfies. Gracias por estar ahí, por querer hacerlo bien, gracias por empeñaros en vivir y en que vivamos un poco menos mal. Pero también respeto para quienes no pueden más. Sin lazos, con humana y muy imperfecta esperanza, desde mi propio octubre.